sábado, 26 de octubre de 2013

Cíclopes de dos ojos.

Estoy segura de que en cualquiera de las dimensiones que conoces, mi excitación solo podría ir en aumento. Devoro el crujir de mis dientes con tal de soportar la presión de entregarme a los tuyos, de provocar tus encías para que busquen arrancarme los lunares del cuerpo. Egocentrismo que separa mi vida de tu realidad, pero que acerca nuestras mentes hasta el punto de rozarse; casi notando la cicatriz que tus pensamientos crean. 
Cantas. 
Tú cantas hasta que quedas cachondo, hasta que tu corazón late tan fuerte que trata de explotar tu cuerpo. 
Confusión. 
Me confundes los sentidos hasta dejarme enajenada por tu voz, tus gemidos que son música, y la alineación de tu cara que espera quieta mientras tus manos hacen el trabajo duro.
Vuelve a empezar, que hasta la ceniza a cobrado vida para escuchar lo que tienes que decirnos; y si el infierno no me asfixia, yo también quiero aguantar hasta el final. Dos placeres han hecho cruzar nuestras miradas en una única dirección. Sorpresa para mis sentidos, y esperado final desde que nuestros pies también compartieron el suelo.
Me quedan 45 segundos de vida, y té en el poso de mi taza. Quien quiera que sea ese yo que está repitiendo en estos momentos esa estrella, que lo disfrute. En cuanto cruzo la puerta ansío tener de vuelta tu atmósfera, no quiero tus labios; pero deseo con todas mis fuerzas volver a perderme en ese laberinto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario